jueves, 30 de septiembre de 2010

Silicona: molesta hasta en las orejas

Hoy he tenido un grave conflicto. En verdad, es algo que llevo arrastrando desde hace días pero... Hoy ha sido horrible. ¿Conocéis los famosos auriculares de silicona? Son, a mi parecer, uno de los peores inventos del mundo. De verdad.

Iba yo tan tranquilamente en el autobús dirección a la universidad cuando me ha dado por escuchar música. Lo cierto es que hace unos días ya perdí el taponcillo del auricular izquierdo de mi medida, así que tengo que llevar uno bastante más grande de lo que llevaba antes. Y, a parte de ser incomodísimo, es frustrante.

Por que mientras mi querida oreja derecha iba tranquilamente aguantando su correspondiente auricular, dejándome evadirme por completo de la realidad de un autobús a las 7.25 de la mañana, la oreja izquierda me estaba dando un pelín por culo. Y es que no hay manera de que ese auricular se quede quietecito en su sitio.

Así pues, por culpa de las siliconas resbaladizas (que encima, a la mínima que te despistas se caen y búscalas, que no las encontrarás) he sido incapaz de evadirme por completo, teniendo que conformarme con un único oído entaponado con música.

Y ¿qué le puedo hacer? Cualquiera con dos dedos de frente podría decirme que me sería muy facil comprarme unos auriculares normales y corrientes. Pero como yo también soy una chica con dos dedos de frente, ya lo he pensado. Peeeeero... Los malditos fabricantes de móviles Nokia se las han ingeniado para fastidiarte del todo.

Y es que estos móviles son tan pijos que si le metes otros pinganillos, se escucha un desagradable ruido de fondo. Malditos sean... *agita el puño en el aire*

Terminaré volviendo al viejo MP3 roto y sin pantalla con capacidad sólo para 100 canciones.

martes, 28 de septiembre de 2010

El terror de los profesores

Hoy, en clase de latín, he descubierto que el peor problema al que tienen que enfrentarse los profesores no es nada de lo que se suele decir. Ni los alumnos, ni los alumnos de 1º de la ESO con portátiles, ni que la máquina de café se averíe, ni que pierdan el solucionario a la hora de corregir un examen.

El peor problema al que se tienen que enfrentar los profesores es... La luz. Sí, parece algo estúpido, pero es tremendamente horrible.

Durante el instituto, todos los profesores que pasaron por mis clases se enfrentaron a dicho problema de una manera más calmada y remediable; persianas ajustables, cambios de aula, posibilidad de combinar las luces… Pero en la universidad es todo distinto.

Situémonos. Nos encontramos en una clase enorme, con capacidad para más de cien alumnos. Tan solo hay ventanas en uno de los laterales de la clase, pero estas permanecen con las persianas bajadas ante las posibles proyecciones que se realicen en la sala. Las persianas no se suben. Al ser una clase tan enorme, si encendemos x luz, los de la izquierda no verán, pero si encendemos x otra, los de atrás tampoco verán, ya que las luces se reflejan.

Y ante tales expectativas –alumnos gritando, dolor muscular por un excesivo estiramiento del brazo para llegar a los interruptores, estrés generado por la cantidad de peticiones recibidas en un segundo-. El profesor opta por cortar por lo sano y tomar la decisión más sencilla para él y más engorrosa para el estudiante: Dictar los apuntes.

sábado, 25 de septiembre de 2010

59ª fira del llibre

Desde el 17 de Septiembre y hasta el 3 de Octubre, podéis encontrar en Passeig de Gràcia (Barcelona) la 59ª feria del libro de ocasión antiguo y moderno.

Yo la visité hoy por pura casualidad y lo cierto es que salí con un muy buen sabor de boca. Cierto es que únicamente pasé por un puesto, ya que iba demasiado cansada por las fiestas de la Mercè y sabía que allí me harían un trato especial, pero el ambiente la verdad es que me ha gustado.

Ver toda una calle principal de Barcelona forrada casi por completo con puestos repletos de libros consigue despertar esa depredadora de libros que llevo en mi interior. En la primera pasada rápida, me pareció no ver mucho más allá de libros viejos sobre historia, arte y demás. Pero la verdad es que los puestos esconden bastante más que esto.

Por ejemplo, el puesto que visité tenía pinta de ser más o menos igual que todos los demás; libros donados por gente que ya no los quiere, usados, estropeados, aparentemente poco interesantes, aburridos... Pero al ver un ejemplar de El diario rojo de Flanagan (cosa que no compré), no perdí la esperanza y rebusqué un poco más a fondo.

Según palabras textuales de mis acompañantes: lo mejor ha sido la imagen de ver a Sandra, con toda la ansiedad metiendo los libros en la bolsa, y con toda la cara de feliz. Lo reconozco, me ha cambiado la cara al ver ejemplares tales como Fausto, de Goethe, o Tres sombreros de copa, de Mihura, entre otros tantos conocidos y desconocidos que llamaron mi atención lo suficiente como para terminar en mi carrito de la compra.

Si os gusta la literatura, disfrutar de los libros y perder un poquito de tiempo paseando entre puestecitos cargados con historias, no os lo perdáis. A mi parecer, merece la pena ^^

jueves, 23 de septiembre de 2010

El último

Andaba yo con ganas de empezar a publicar algo por estos lares y demasiado dormida como para pensar en algo coherente que escribir cuando, de pronto, una voz inspiradora me ha dado la clave. ¿Para qué escribir algo coherente? Esa palabra no existe en mi diccionario.

Así que hoy vamos a hacer un pequeño ejercicio de psicología. Vamos a meternos en nuestra propiamente -ese caos infinito donde es fácil perderse- e iremos buscando que es lo último que se nos pasa por la cabeza.
Empecemos:

Lo último que se me pasa por la cabeza es que pueda escribir esta entrada. A fin de cuentas, ¿cuando se sabe si es lo último que se te va a pasar? Quizás justo después de pensar una cosa, ¡zas! te viene otra. Así que lo que hace un momento era lo último, ahora ya no lo es.

En el pequeño rato de meditación que le he dedicado a esto (sí, dormida suelo hacer cosas tan estúpidas como intentar el fin de mis pensamientos) he pensado muchas últimas cosas. Por ejemplo, he pensado que podría volver a tocar Ella baila sola y, por consiguiente, pensé que me gustaría ver a un sapo bailar flamenco. Pero de los sapos he pasado a los elefantes alados sustitos de la Renfe. Y pensar en la Renfe me ha puesto furiosa, ya que he pensado en la de tiempo que pierdo por su culpa cada día.

Pero los pensamientos de la Renfe fueron sustituídos por pensamientos sobre lecturas, así que pensé en Nietzsche, en su Dios ha muerto. Pero tanto filosofar, me hizo darme cuenta de que no hago más que perder el tiempo en tonterías.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡Caracoles!

Una chica caminaba con la nariz escondida tras un grueso libro de Nietzsche, los oídos inundados en música de casi todo tipo, vestida con una camiseta de Pesadilla antes de Navidad. En una muñeca, una pulsera de pinchos; en la otra, una muñequera con el símbolo del arco iris y, en el cuello, un anillo y un cascabel.

Esa chica estaba sentada en el cesped del campus, aunque chispeara, por que también hacía sol. Y en estas que pensó: ¿y si vuelvo a los blogs? Podría ser diferente.
Así que esa chica volvió a casa y se puso a ello. Y aquí me tenéis, empezando por el principio: una presentación algo incoherente para enganchar al público a este nuestro blog.

La idea principal del blog es... No hay ninguna idea que seguir. Quiero hablar de todo y de nada, quiero ilusionaros con mis palabras y dejaros con cara de "esta tía está pirada". Tal vez suba algún dibujo, o tal vez no. Tal vez haga cosas geniales y tenga muchos seguidores. O tal vez sea como siempre y esto de bloggear se me acabe en unos meses.

En fin, el tiempo nos dirá.

Alea iacta est