lunes, 29 de noviembre de 2010

Ben X

Hoy no podía irme a dormir sin hacer un par de cosas. La primera, reencontrarme con mi pasado, está lista. Ahora viene la siguiente: Hablar sobre Ben X.

Últimamente encuentro más bien pocas películas que me hagan exclamar ¡Por Pochi! ¡Qué pasada! Ésta lo ha conseguido. También hacía tiempo que ninguna película me hiciera sentir que el estómago se me había subido, no a la garganta, si no casi hasta el cerebro.

La verdad, me daba un poco de miedo verla, ya que me habían hablado demasiado de la película, pero...  No me ha decepcionado; para nada. Al contrario, me ha parecido sublime. Al principio tal vez un tanto lenta y angustiosa, pero no tarda mucho en empezar lo bueno.


Ben X; uno de los carteles

Ficha técnica (de La Butaca)
Dirección y guión: Nic Balthazar.
Países: Bélgica y Holanda.
Año: 2007.
Duración: 90 min.
Género: Drama.
Interpretación: Greg Timmermans (Ben), Marijke Pinoy (madre de Ben), Laura Verlinden (Scarlite), Pol Goossen (padre de Ben), Titus De Voogdt (Bogaert), Maarten Claeyssens (Desmet), Gilles De Schryver (Coppola), Peter De Graef (psiquiatra), An Van Gijsegem (Maaike), Tania Van Der Sanden (Sabine).
Producción: Peter Bouckaert y Erwin Provoost.
Música: Praga Khan.
Fotografía: Lou Berghmans.
Montaje: Philippe Ravoet.
Diseño de producción: Kurt Loyens.
Vestuario: Heleen Heintjes.
Estreno en Bélgica: 26 Septiembre 2007.
Estreno en España: 27 Marzo 2009.

En vez de colocar una sinopsis también copiada de internerd, lo que me parece un tanto tonto, voy a pasar directamente a la parte en la que digo lo muchísimo que me ha gustado la película y por qué.

Bien. Ben X nos cuenta la historia de Ben, un joven con un problema mental que, durante la película podemos identificar como autismo. El chico siempre ha tenido problemas por culpa de su enfermedad; sus padres decidieron mantener su educación en una escuela pública en vez de una especial y todos los niños se metían con él y le hacían pasar muy malos ratos por que, simplemente, era diferente.

Ante tal sufrimiento, Ben recurre a lo que muchos recurrimos cuando nuestras vidas no nos parecen estar de acuerdo con nuestras espectativas: empieza a jugar a un videojuego online tipo MMORPG (como el bien famoso WoW o similares, para que os hagáis una idea). ¿Qué importancia tiene esto? Que cuando juega a dicho videojuego, deja de ser Ben, el chico autista que ni si quiera es capaz de hablar y pasa a ser Ben X, un poderoso caballero de nivel 80, respetado en todo el cibermundo y acompañado siempre por su fiel curandera Scarlite.

Hasta aquí, todo bien. Más o menos, claro. Esta sería la parte que sí, me gustó, pero... No sé, me pareció muy lenta, o no sé, tal vez era por que esperaba que empezase algo mejor. Y lo hizo. Y tanto que lo hizo. Unos compañeros de clase -típicos burros que hay en los institutos de secundaria- empiezan a hacerle la vida realmente imposible a Ben. Tanto, tantísimo, que se le llegan a pasar por la cabeza ideas realmente... Escalofriantes.

A partir de aquí no contaré qué es lo que pasa en la película, pues sería un rollazo para todos los que no la hayan visto, pero sí diré qué me pareció el argumento. Y, dicho en claro, me parece que es una PASADA. La historia está narrada de tal manera que eres capaz de sentir una rabia inusitada hacia aquellos energúmenos que le hacen la vida imposible a Ben, el cariño y la compasión hacia el protagonista, la desesperación de querer ayudarle pero... Ya sabéis, es un poco imposible.

Lo mejor empieza con un mensaje de móvil que le llega al chico y que es el principio del fin, el inicio del apoteósico final. Los últimos treinta minutos de film -aprox.- son un incesante revuelo de emociones y de falsas esperanzas. Al menos yo, que cuando una película me cala hondo no puedo parar de hacerme ideas de qué es lo que ocurrirá, no paraba de pegarme de bruces contra el argumento. Por que, realmente, nunca llega a suceder lo que esperas que pase.

La película despertó en mí tantos sentimientos, tantas cosas que... Se me pone la piel de gallina con sólo recordarlo. Y el final. Dios, el final. En serio. Es una de esas películas que no puedes decir: y al final pasa que... Por que no. Por que no hay manera humana de predecir ese final. O tal vez sí, pero como yo no soy humana, pues no se me pasaría ni por asomo pensar en algo como eso. 

Pues bien, aquí lo dejo. Señores lectores, si aún no han disfrutado de esta maravilla del cine belgico-holandés, hacedlo. Merece realmente la pena.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Definitivamente pinta como algo que merece la pena ver. Se agradece la información; a echarle un vistazo.

Anónimo dijo...

"Cuando ya no te queda nada, únicamente puedes ser feliz en tu imaginación"
Lo siento por ser tan pesada, la próxima vez te obligaré a verla directamente, sin preámbulos ;D

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